Diógenes Armando Pino Avila
De nada
sirve recordar mis naufragios anteriores
Si estoy
condenado de nuevo y sin remedio
A
naufragar en las aguas abisales de tu sexo.
De qué
sirve la rosa de los vientos
Si la
quilla de mi barco
Siempre
navega en dirección a tu puerto
E
indefectiblemente encallará en tus corales.
De qué
sirve arriar las velas
De mi
endeble navío
Si el
viento con terquedad
Me empuja
hacia tus acantiladas costas.
De qué
sirve utilizar el astrolabio
O conocer
la posición exacta de las estrellas
Si la
ruta indeclinable de mi viaje
Siempre
terminará en tus embrujadas playas.
¿Por qué
me resisto?
¿Por qué
me rebelo?
¿Por qué
me ilusiono?
Si mi viejo
barco, desde joven
Ancló por
siempre en las aguas tibias
de tu amor sin condiciones.
Poeta
He visto
al zapatero,
Beodo de
la esquina,
Mirar sin
disimulo,
Mis
zapatos viejos de poeta,
y cada
vez que a su lado paso
Me brinda
sus servicios
De lustre
y de remiendos.
Le sonrío
y le doy las gracias,
Pues no
conoce de mis afujías dinerarias.
Qué
pensará el barbero
De mis
crespas y desgreñadas canas,
y de mi
barba hirsuta?
Qué
pensará el sastre
De mi
descolorida camisa y de mi raído jean?
Qué
pensará el tendero de mi deuda añeja?
Qué
pensaría mi estómago, Si alguna vez pensara,
De mi
dieta lánguida Y de mi anémico menú?
La noche
hace sentir
Su
silenciosa voz,
Y acallo
mis angustias,
No
pienses cosas banales,
Por
consuelo, me digo,
Ellos
conocen que no hay trabajo
Y el
estómago conoce tu dieta estricta
y también
sabe que eres poeta.
Ventilador
Aspado
giratorio que del techo pendes,
Que giras
sin cesar para refrescar mi entorno.
Te
pareces tanto a mí,
Tú
infatigable girar se parece al mío.
Yo giro
sin rumbo
Y siempre
llego al mismo sitio,
Encuentro
siempre los mismos lugares,
Las
mismas personas,
Las
mismas preguntas
Y las
mismas respuestas.
En cambio
tú,
Giras sin
preocupación alguna,
Sin
preguntas,
Sin
respuestas,
Sin
afanes.
No te
importa el inicio,
No te
importa el destino,
No te
preocupa la meta.
En cambio
yo,
dudo
salir al hacer mis vueltas,
y pienso
mucho,
Los celos
de mi mujer,
La mirada
lánguida de mi vecina,
El odio
reprimido de su marido,
El qué
dirán los amigos,
Qué
murmurarán los enemigos,
Qué
pensará el tendero,
Mi
querido aspado,
Un día de
estos me igualo a ti,
Acabaré
con mis preocupaciones,
a todo el
mundo mandaré a la mierda
Y giraré
libre por un momento,
Para
luego quedar inerte
Igual a
ti,
Me
colgaré del techo.
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Ruta ineludible (Poema)
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A la deriva (Poemas)
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