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Mostrando entradas de febrero, 2012

Rodolfo Reyes Núñez

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El muñeco de Salinas Por: Rodolfo Reyes Núñez (Tomado de: En la tierra de La llorona Loca . Libro en corrección) Héctor Salinas soñó desde muy joven con el vecino país de Venezuela. Cuando cumplió la mayoría de edad, viajó al lugar de sus sueños en busca de los bolívares y un mejor medio de vida. Por largos años estuvo ausente de su tierra natal, Antequera, corregimiento de Tamalameque. Cuando volvió, tenía alrededor de 53 años; corría la década de los 80’s. Su físico había cambiado un poco, pero su acento era totalmente venezolano. No hablaba de pesos, sino de reales; los huevos eran yemas; el guineo, cambure; las llantas, tripas, y le cambió el nombre a todo en Antequera, hasta que la gente se fue acostumbrando a su parla, y él, lentamente, a su dialecto natal. Tomaba licor con frecuencia y, a menudo, parrandeaba con sus amigos. Cuando estaba borracho, se iba solo a su casa, la cual estaba ubicada a la salida del pueblo, a orillas de la carretera que comunica con

Diógenes Armando Pino Avila

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Cantos del ayer y del ahora Por: Diógenes Armando Pino  Ávila Acto uno y dos El sol rueda cuesta abajo por el despeñadero del poniente, y la luz pierde su brillo sobre el monte solitario. La silueta opaca del cerro Engulle lentamente, … sin ganas, La roja oblea incandescente  en que se ha convertido el astro rey. Las sombras reptan ascendentes Las cimas del oriente, y sigilosas corren el telón en la escena maravillosa de la tarde, Sumiendo en la penumbra El escenario natural del horizonte. Con precisión de relojero, El tiempo esculpe la noche En este tranquilo espacio de mi mundo. De cara al río, sentado en las gradas del puerto, escuchando el rumor del agua turbulenta, con paciencia espero. la segunda escena de esta obra magistral de la natura. El reloj, corazón mecánico del tiempo, Deja escuchar el rítmico tic tac En que consume ocioso los segundos Como si quisiera acompañar La música suave que entona el río. Mien

Ciro Luís Otero Pedrozo

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VERIS LETA FECIES Por: Ciro Luís Otero Pedrozo  Tomado del libro Materialización de lo Inasible. Coordinación Departamental de Cultura del Cesar. Plenamente identificada se asumía con un felino y basta creía poder comprender su mística esencia, su desmedida cautela, el sigilo de sus movimientos acompasados, la rígida conciencia de cada uno de sus músculos al desplazarse con una sutileza que mas bien pareciera provenir de otra naturaleza, su concertada atención en estado siempre vigilante, su voraz ataque, preciso y certero, utilizando siempre la sorpresa como su mejor aliada y como su arma más letal, sus dientes afilados como navajas suizas, mortales incisivos agudos y dispuestos para desgarrar sin piedad la presa, sus poderosas e infalibles garras; una verdadera maquina de muerte. Se sentía cada vez mas identificada con el felino y por fin supo las razones reales p

Andres Francisco Caicedo Padilla

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Los pasos continúan Por: Andres Francisco Caicedo Padilla LOS PASOS CONTINÚAN Dicen que los pasos que atrás dejamos siguen su rumbo indeclinable y se pierden en el confín de los hitos, donde convergen los sueños. Me consta. Porque soy el paso continuado de mis abuelos vagabundos que procrearon una etnia de negros luceros Y los irrigaron con el eco de tambores heridos por paraísos sembrados de libertad, donde los pájaros cantaron amores y caminos de un pueblo con ganas de volar. EL CANTO DE LA PIEDRA El canto de la piedra pervive en cada muro que lo aprisiona en cada nido natural donde lo sublima el misterio. Los arroyuelos cantan por ella y en el cincel del tallador conciertos melódicos se asoman, Para inscribir sus alegrías en el pentagrama de las sombras. En el alma de la piedra un aedo su lira despliega, sobre el tálamo de los sueños y espolvorea el rostro de la historia con la notación de alas y de cielos. ABSTR