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Mostrando entradas de abril, 2012

Jorge García Usta

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Jo r g e   Ga r cí a   Ust a Balada de Teresa Dáger No hubo mujer bajo estos soles como Teresa Dáger: mitad cedro, mitad canoa. Era bella, inclusive, al despertarse y después de comer ese pobre trigo nativo. En las esquinas, a su paso, hombres sudorosos interrumpían las liturgias del comercio y maldecían la muerte. Era una forma ansiosa. Procedía de una furia vegetal. No la salvó tampoco su belleza. Ahora, a los 80 años, a diferencia de otras que fueron feas y felices, Teresa Dáger sueña sola en el piso quince, rodeada de zafiros derrotados. Y solo piensa en ese arriero de Aleppo que el 7 de Agosto de 1925 la miró con ganas y en silencio  tres segundos antes que su padre la enviara al destierro de la trastienda. Arenga de las mujeres necesarias Ah, necesarias para vivir y morir, con sus aguas rezadas.  Antes de llegar, ellas mojaban de cantos todos los asaltos, los días con sus cejas veloces, el mayor misterio con

Miguel Barrios Payares

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S Por: Miguel Barrios Payares La mujer muerta se llama Sofía aunque yo la llamaba S. No sé si por el simple desprecio a utilizar más palabras de las necesarias para expresarme o por el complejo que se me creó al leer a los rusos. La cosa es que Sofía o S, llámela usted como quiera, se tiró hace menos de cinco minutos del edificio MacDonald’s y ahora su sangre está corriendo por el andén, algunos chicos fotografían su cuerpo, y suben esas fotos a Facebook. S tomaba Coca-Cola y me decía la noche es linda, y yo le contestaba sí peladita, la noche es linda. Me dijo que hacía un frío del putas, pero que no le gustaba usar esa ropa de lana, por gruesa y por fea. Me dijo que prefería los jeans o en un caso extremo las faldas largas y parecer gitana con sus aretitos y toda la cosa. Me dijo, cuando estábamos en el súper mercado, que le dolía ver las frutas amontonadas y que las personas las manosearan, señaló a un aguacate y me insistió en la poca vanidad que tenía. Antes de lanzarse

Alfonso Parra Beleño

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DUENDES DEL FUEGO Llamemos a los duendes secretos que conciben y paren  rumores fertilizados de leyendas y cantos. Dejémoslos repletos de palabras gestados en la estación de la sangre sueño de los mares ilusión del rocío apagar  este fuego y sus recuerdos. PRIMER SECRETO DEL FUEGO Fuego herido enreda de danza mi espíritu invasor llegó visitante de la mañana hasta  tu cuerpo. Mi lanza en la mano enternece la aurora sumergidos en el fuego agotamos las estrellas. EL TIEMPO NACE El tiempo nace en cualquier  parte. Uno lo puede formar sobre el fuego o la ceniza; también puede ser cambiado en la primera  tienda con autoservicio que nos palpite cerca. Lo que en realidad no pasa nunca es el olvido. El viene sin llamados dejando caer sus espigas mientras uno desabrocha el alma para dar un retoque a la obra que no ha construido. MARIA LUCHADORA Se te quedaron regados los sueños en el cuerpo: