LIDIA CORCIONE CRESCINI

DESOLACIÓN

Todo lo que Dios quiere del hombre
es un corazón en paz
(Johann Eckhart)


El tiempo no ha podido
apagar
las antorchas que
llevan los ojos de mamá.
Encendidas como lámparas de gas
se tiznan de ojeras.
Cargan el peso de la detonación.
¡Bombardeos!
¡Guerras!
La escucho arañar
los primeros años
de su infancia
quiere rescatar
el eco de sus pocas sonrisas
¡Me duele la historia de mamá
y la historia acalorada de las
guerras frías!
¡Todas son frías!
Me duele lo absurdo

Sólo existe fuego
en el corazón del hombre
Fuego que se acrisola en el tiempo
quemándolo una y otra vez

Dime, mamá
¿Cómo puedo arrancar
de tus entrañas
la imagen
de ese túnel interminable
donde hacinada
tenías que esconderte
para evitar
la cercenación o la
muerte prematura?
Dime, mamá
¿Qué debo hacer
para devolverte en parte
las estelas de tu sonrisa robada,
mitigar el ardor de tu estómago vacío
y encender
luces de bengala?
Treinta y dos grados de temperatura externa,
menos dos grados de temperatura interna
Y,
tu cuerpo sudoroso
transpira lágrimas

Llora,
aún sigue llorando
por el hambre de injusticia
por la sed de venganza
por la violencia irracional
Mamá,
abrazada a ti
quiero beberme el sudor
que emana de tu pecho mancillado
Balancearme en tu vientre
nutrirme de verdades desconocidas
para llenar mi inocencia
Mamá,
hoy lloro,
lloro contigo
Olor a pólvora
Hedor
Sangre,
Luto
Resignación

Siento miedo a la penumbra
a la destrucción
siento miedo
a la desolación

POR ESTOS DÍAS
 Puedo sentir mis pasos.
Vienen de atrás
desde mi patio

La casa de muñeca
construida con  tablas
entre dos troncos del viejo árbol

Visitantes imaginarios
me ayudan a descifrar los acertijos en el laberinto.

Ingenuidad en el recodo de mi casco urbano
no hay ruidos
no hay contaminación
no hay impedimentos

Recodo halado por el desparpajo

Melodías inconclusas
sin pentagrama
sin escala
en el furor de mi fantasía

Esos pasos
hoy crecidos
caminan conmigo
demarcados por leyes y preámbulos
protocolos inventados por adultos


Pasos que bordean los abismos,
de falacia, vanidad e hipocresía

máscaras que decoran
lo superfluo

No son pasos viejos
los que me acompañan
tampoco empíricos ni cansados,

son los pasos de por estos días
que aminoran mi andar
de aquella época
cuando apenas  crecía.

¡Lastimosamente!.

ESE

¿Y para qué me sirve
el tiempo
si no es para recordarme
que cada día nazco y muero?

¿Y cuál es el afán del tiempo
que me saca ventaja
para echarme en cara
que cada día nazco y muero?

Al  espejo
le digo
el tiempo quiere jugarme una broma

y  me responde

El tiempo no es broma
es un espacio
para vivir bajo el sol

ENIGMA DE MIS HORAS

¿Voy al mar
o el mar viene a mí?
¿Me cobijo de cielo azul
o el azul cielo se cobija en mí?
  
La voz del viento es mi voz
canto infinito que se alberga en mis ojos

El día descansa en la noche del bullicio
y la noche descansa
en la prisa del tiempo

En la calle
el exceso de equipaje

tropieza constante con los transeúntes
de rostros rutinarios
 mutismo
 vértigo
 náuseas de premura

No hay tiempo
 Cuesta demasiado
levantar el rostro
levantar la mano
para retar el tiempo
sin gestos
sin palabras

LIDIA CORCIONE CRESCINI : Cartagenera  Abogada, escritora, entrevistadora. Columnista del Diario El Universal, docente en Filosofía, colaboradora con las revistas Unicarta de la Universidad de Cartagena, Voces de Madrid (España), Letralia de Venezuela, Seleccionada entre 2.164 autores en el XV Certamen Internacional de Poesía y Narrativa de Argentina y, su poema "Sin límite" fue escogido entre 747 textos breves en el III Concurso Radial y televisivo de Poesía de la librería Medática de Venezuela. Seleccionada con algunos poemas para ser publicados por Creaciones literarias en una Antología El Libro y su Autor en el 2007. Invitada a la Feria Internacional del Libro en Bogotá 2006 por Ediciones Apidama para leer su poemas.  Próximamente editará su poemario Lo que mis manos no tocaron.



 Textos tomados de: La Hojarasca

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