Foto tomada de: www.elespectador.com La cumbia Hay un llanto de gaitas diluido en la noche. Y la noche, metida en ron costeño. bate sus alas frías sobre la playa en penumbra, que estremece el rumor de los vientos porteños. Amalgama de sombras y de luces de esperma, la cumbia frenética, la diabólica cumbia, pone a cabalgar su ritmo oscuro sobre las caderas ágiles de las sensuales hembras. Y la tierra. como una axila cálida de negra, su agrio vaho levanta, denso de temblor, bajo los pies furiosos que amasan golpes de tambor. El humano anillo apretado es un carrusel de carne y hueso, confuso de gritos ebrios y sudor de marineros. de mujeres que saben a la tibia brea del puerto. al yodo fresco del mar, y al aire de los astilleros. Se mueve como una sierpe sonora de cascabeles. al compás de los chasquidos que las maracas alegres salpican sobre las horas desmelen...
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