Martín Salas Ávila


De
DATOS DEL INFELIZ
Cartagena: 2009
(Plaquette preparada para los festivales de poesía de Venezuela y de Cartagena de Indias)

 Ya no juego a ser el vagabundo que alguien levanta del suelo:lo baña, le corta las uñas y lo ama un fin de semana.
 Uno olvida esos juegos; nadie es capaz de condolerse por un vagabundo cuarentón.
Si de joven amenazaba con matarme, cualquiera se preocupaba.
 Ya no se es Kurt Cobain, él murió joven y seguirá joven, en un viejo cassette, en marrón, en un patio oscuro del barrio Manga.
 Difícil tarea ésta, (a de decir que todo es insalvable; ahora que el famogal es mi nueva compañera, ahora cuando tengo dificultades para agacharme y recoger del suelo este poema.
  
SEGUNDO

Uno se recuerda recibiendo una medalla, con camisa amarilla.
Celebrando un gol de Brasil. Entrando por primera vez al segundo a. Imitando a Chaplin. Perseguido en una madrugada, matando a quien debía morir. Uno se recuerda en un papelito escrito por ti, Anabella, donde dices que el amor es una patada al balón. Uno se recuerda sin Silvio Yarinces, maldiciendo y probando marihuana en la universidad, derrotado, fingiendo. Uno se recuerda desnudo frente a otro hombre.

Cristo se habrá levantado muy temprano a esperar el bus, sin las risas aquellas de 1978; él también sintió lo que es no saber de la existencia de la culpa: también hizo desorden en el puesto de atrás.

Tantas cosas más por decir y uno decide quedarse callado, como Cesare Pavese.

 CERRAREMOS LAS VENTANAS

— no le daremos tiempo a la muerte —
Qué nos podrá decir el viento
ahora que tan sólo somos penumbra
Nacer y no encontrar
el suficiente olvido
que nos permita abrir los ojos
No vienen las cosas al mundo
para ocultar el rostro de quien vive,
son las cosas las que permiten anunciarnos
en nuestra soledad
Cerraremos las ventanas:
Entonces, alguien se ocultará de dios...
y del mundo.

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Hoy las noticias
         intentan confundirme,
pero yo no me dejo.
Continúo esperando la rufa del sol.
Continúo creyendo en la salvación
que produce un abrazo o una carta de amor
Continúo con mi cuazo entre mis manos,
celebrando la navidad todos los días
y deseando que mi rabia ceda
ante el golpe mortal de una flor.
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Ahorcarse
a las 4:20 a.m.
A las 7 a.m.
tu mujer lo descubre;
llama a tu hijo, él llora,
ella no se lamenta.
A las 7.5 a.m.
llaman por teléfono a tu madre.
A las 8.10 a.m.
todos los vecinos llenan la casa.
Alguien quiere saber a que hueles;
otros mirarán tus zapatos.
Por eso, para ahorcarse,
lo mejor es bañarse,
tener un vestido nuevo
y lustrar los zapatos

MARTIN SALAS ÁVILA. (Montería, Colombia, 1964)  Es poeta, actor, fotógrafo y gestor cultural. Estudió Derecho en la Universidad de Cartagena diplomándose en Gestión Cultural y Derecho Probatorio.  Fundador y director del Festival Internacional de Poesía en Cartagena de Indias, fundador y director de la revista de poesía Siembra, fundador y director del taller de poesía Siembra. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Estaciones de un cuarto vacío marrón y Parece que estoy solo en esta fría trampa del universo. 

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