José Ramón Mercado
JOSÉ RAMÓN
MERCADO (Colombia, 1937)
Cuando pasa la
ráfaga
Dios sabe del
cansancio que instila la guerra
El poema que
queremos y que repetimos
La angustia
como cuervo que grazna
Cuando pasa la
ráfaga de la guerra
La voz
arrastrada de la metralla
Que deja sin
oficio al zapatero que cose los días
La piltrafa
del basuriego de la calle
La carreta más
pesada de sus sueños
Al mulero con
su tienda ambulante de espejos
A la
palenquera acuchillada por el sol de sus pasos
Al lotero que
naufraga en su voz
El extraño
concierto de incertidumbre de la cuadra
La voz de la
guerra se siente en la calle
Dios sabe del
cansancio que instila la guerra
Balada del
forastero
Cada poeta
vive la memoria de
sus ancestros
Jorge Luis
Borges
Yo soy el
forastero que ingresa a la ciudad
Por mis
propios pasos me conozco
Soy de tan
lejos como el silencio inexplicable
Como las
palabras y los signos
Como la noche
tambaleante
Como la tierra
y la alegría que han muerto
Y la distancia
de las manos que se bifurcan
Y la sazón y
el pan duro que como
Y el cielo
remoto que lo niega
Y el asombro
que cabe en el reflejo de los charcos
Y el miedo
destazado como témpano de escombro
Soy de tan
lejos como el canto y los pájaros
Como la casa y
el silencio y el agua que se fuga
Y el sueño y
la agonía atónita
Y el cielo que
sangra en contraluz
Y el sol que
emigra en la última sombra del día
El regreso a
la ciudad me torna forastero
En el instante
justo del miedo cotidiano
Sin embargo
aquí vivo sin cambiar de casa
Ni de barrio
ni de música ni de talante
Soy el que
abre siempre con su voz minúscula
Cada día las
puertas de la ciudad
Dueño de sí
mismo sin una canción antagónica
Plazoleta
interior
La escobilla
florecida presencia la cruz de la plazoleta
Los tomillos callados
la garganta de piedra
El olor de
matarratones en la siesta del mediodía
Las
campanillas suben la colina
Atisba la
piedra silenciosa de los quicios
Hay un sabor a
marisma en la brisa quieta
Al pie de la
colina está la ciudad y sus voces
-Solitaria como
un pájaro muerto en el aire-
Los techos
rojizos y la cruz del tiempo agonizan
La iglesia
roza el cielo desde lejos
Y la luz
violeta de cada tarde que huye
Corta el canto
de los sangretoros de regreso
La cruz huele
a rosa quemada cada tarde
El viento es
una letanía misteriosa
De antiguos
amores suspendidos en el tiempo
José Ramón Mercado nació en Ovejas, Sucre,
Colombia, el 19 de marzo de 1937. Poeta, narrador, dramaturgo y profesor
universitario. Se graduó en Ciencias Sociales y Económicas en la Universidad
Nacional de Colombia, Bogotá, 1963. También realizó estudios de Lingüística y
Literatura en la Universidad de Cartagena. Ha publicado, entre otros, los
libros de poemas: El cielo que me tienes prometido, 1983; Agua del tiempo
muerto, 1996; Árbol de levas, 1996; La noche del nocaut, 1996; Los días de la
ciudad, 2004; y Agua erótica, 2005. Como cuentista, ha publicado, entre otros:
Las mismas historias, 1974, Premio Nacional de Cuento José Eustasio Rivera; y
Perros de presa, 1978, Premio Concurso Nacional Universidad Surcolombia, Neiva.
En el prólogo a su libro Los días de la ciudad el crítico José Manuel Vergara
expresa: «… Uno siente los pasos del poeta rondando por los sitios más
inesperados de la ciudad, mostrándola tal cual es con sus pincelazos de luz y
sombra, dejando al descubierto una realidad que no se aprecia a simple vista
por la vida atolondrada que discurre por sus calles, avenidas, plazas, tabernas
y murallas…» y más adelante, afirma: «…Este poeta ha escuchado solitario el
paso del tiempo que todo lo corroe, desgasta y vuelve tristes a la ciudad y a
los seres que la habitan, mientras la tarde languidece con su color a muerto,
más allá de las murallas y del postrer canto de los pájaros. Mercado es un
poeta minucioso. Le gusta desmenuzar la realidad hasta tocar fondo,
compadeciéndose unas veces de su soledad; otras veces, mirando la agonía
impotente de los demás, pero siempre lamentándose de que la ciudad se haya
convertido en una cloaca que respira muerte por los cuatro costados…»
Tomado de: Festival Internacional de Poesía de Medellín
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