Beethoven Arlantt
CAZADOR
CURTIDO
Avelino,
curtido candor de venados, es el capataz de las ganaderías de Ga rcía. En los días de trabajo, que son todos sus días,
monta en su burro mohíno y sabanea las
tierras sin cercados del potrero inmensurable de García. En uno de esos días, hace dos años,
anduvo por las lomas de Ovejitas y encontró,
entre los brasiles del lado derecho del arroyo de
la Paja Larga, un ternero que
ramoneaba en el pasto seco. Lo
miró y, de un salto, bajó del burro. Se
terció la escopeta y se acercó como se le acercaba a todas las reses del patrón García. El ternero levantó la cabeza para mirarlo desmontar del burro. Amusgó las orejas. Avelino se
acercó y observó las ancas del ternero.
Buscó las marcas del hierro de García,
dueño del ganado cimarrón de sus potreros más extensos que la vista. Vio la
mansedumbre colorada del ternero. Entonces estiró su brazo y le
sobajeó la frente. Le palmoteó la espaldilla y los costillares. Es un buen
cabungo» pensó. Buscó y rebuscó y no le
encontró hierro por ningún lado del
cuero. Es el único sin marca» Pensó de nuevo. Se iba a devolver hasta el burro
para coger la manila, amarrarlo y echarlo para el corral. En eso, Camacho, cazador de venados, apareció por la otra orilla del arroyo, lo miró desde
lejos y lo japeó:
_Hepa,
Avelino, ¡Cómo es que juegas con un venado moruno! A las primeras el cazador Avelino no hizo caso, y siguió palmoteando las ancas del
ternero de García. Pasó su mirada por encima del lomo color de sol de los
venados del ternero y vio que el cazador
Camacho le apuntaba con su escopeta.
_
Apártate, que también estás en la mira, gritó Camacho.
_Mira
que tu escopeta riega mucho. Puedes
matar al ternero y a mí, protestó el
capataz Avelino.
Yo
ando cazando dijo Camacho, sin bajar el
cañón de la escopeta.
Avelino
corría su mano sobre el lomo del
ternero. Palpó el cuero limpio de garrapatas. Olfateó el olor a boñiga
seca de la piel de los terneros cimarrones. Atisbó las canillas delgadas
y las pezuñas puntiagudas. Sólo entonces Avelino pasó y repasó la mirada en los
ojos saltones del ternero sin hierro de García. Un susto le paró la respiración. Una lámina
de hielo aplacó en cada
jeme de su piel el sofoco del sol. Una corriente de hormigas le picoteó- en fila cada caño de sangre en las piernas. Quedó como un monumento,
dijo Camacho cuando contó ese instante.
Entonces Avelino empezó a moverse con
una lentitud de estatua, pero el mármol de su cuerpo se fracturaba en cada
movimiento y daba traqueteos de piedras
que se rompen con fuego y agua. Camacho esperaba que Avelino saliera de la
mira. Pero el salto brusco de Avelino para desterciar la escopeta hizo que el ternero se las pidiera a venado y rompiera
con su celaje los matorrales del potrero y se internara en los bosques de la Montaña
del Águila de Piedra donde no lo
alcanzaran el lamento de Avelino ni el eco del fogonazo de la escopeta de
Camacho.
Yo
creí que era un ternero, protestó con pesadumbre el cazador Avelino.
Camacho
escuchó su lamento y sentenció:
Vas
a terminar confundiendo los alacranes
con los cangrejos - dijo eso.
Beethoven Arlantt, 1.961. Nacido en la población de Atanque departamento del Cesar Colombia, desciende de la etnia Kancuama. Es uno de los nuevos narradores del Cesar.
Tomado de Cuentos Tejido de vientos, Antología de poetas y narradores del Cesar. Fundación Editorial El Perro y la Rana, Imprenta de Apure Veneuela.
Comentarios
Titánica labor la suya de compilar aquí, la literatura reciente de la costa.
Seguiré pasando por acá.