Rodolfo Lara Mendoza

(Poemas del libro inédito “Y pensar que aún nos falta esperar el invierno”)


ATARDECIDA DE AMOR SIN MANOS

Salimos a buscar la tarde
Aquello que de cada uno conservaba el otro
Yo ansiaba confesarle que en mí se hallaba intacta
y que ahora en lo cercano de sus ojos
moría la angustia obsoleta de mis años sin verla
La angustia de esos años en los que coloqué
su rostro en otras sin saberlo

Salimos a buscar la tarde
Una sombra de lluvia se cernía sobre el cielo
y un tenue resplandor emergía de sus brazos
Quise tocarla
pero el miedo a que ella terminara de reír
y el mundo irrumpiera entre nosotros demasiado pronto
apagó mis manos

AHORA HAY CASAS EN AQUELLOS LUGARES
EN LOS QUE UNO VIVIÓ Y SE RECUERDA

Ahora hay casas en aquellos lugares
en los que uno vivió y se recuerda
Pero antes hubo allí un lote enmontado
Cierto año, con retroexcavadoras, sembraron
una extensa tubería para aguas residuales
Uno veinte de diámetro,
nuestro juego era bajar a recorrer la estrecha distancia
Ver el agujero de luz agrandarse
hasta caber de nuevo en el tamaño del día

Mierda y años
ahora hay casas apretujándose sobre aquellos lugares
Ya no la fila de voces en la penumbra del túnel
Ya no la manecita de mi vecina buscando en mí
no sé qué cosa perdida


SOBRE EL TERRAPLÉN

Levanté los brazos al cielo y canté el gol como mío,
pero ninguno, abajo en la hondonada, celebraba ya conmigo
Yo era tan sólo otro espectador sentado
sobre el empinado terraplén,
que años después recordaría ese hecho pensando
en el Kiltartan Cross de Yeats:
patria de aquellos hombres que no tienen patria
Pensando en una que a mi lado, sobre el terraplén, me dijo
que yo dizque tenía los dientes parejitos

Y si hoy vuelvo otra vez a la hondonada
seguro encontraré la maleza crecida hasta el pecho
Y los amigos de entonces se habrán ido
cada uno a jugarse la vida bajo un cielo distinto


CUÁNTAS VECES, DE VIAJE POR MI PAÍS

Cuántas veces, de viaje por mi país
con este faro de tristeza y este otro de melancolía
me he sentido tentado a bajar del autobús
y perderme en una calle cualquiera

Quizá también encuentre allí una casa
que por lo parecido me genere la certeza
de que estoy entrando a la mía,
y que un poco más allá, no tan lejos,
entre casas que resisten agachadas
sobresale, con su ímpetu azul, tu pequeña morada

Pero si al llegar allí ya no me encuentro,
si también de allí ya me he marchado
—y una mujer, por el júbilo ante mi regreso,
me hace pensar que es mi madre, que en verdad estoy de vuelta—
¿quién le va a decir a aquélla que me espera,
que en otra la encontré?
Y a ti, lejos ya de tu orgullo y de tu rabia,
¿quién te va a decir que para siempre me perdiste,
al alumbrarme con tu adiós esa nueva llegada?

HOTEL HOJA

Por miedo al frenesí de esta noche
he decidido pernoctar sobre las ramas de un árbol
No tiene hormigas y estoy cómodamente sentado
sobre una bifurcación que más parece una estrella
Podría quedarme aquí la vida entera
Vivirla en forma simple y sin sobresaltos
Lejos de ti
Como una cometa que ve pudrir su urdimbre,
triste, entre los cables del alumbrado

Rodolfo Lara Mendoza
Escritor colombiano (Cartagena, 1973). Es delineante de arquitectura e ingenierías. Estudia filosofía en la Universidad de Cartagena. Tiene publicado el poemario Esquina de días contados. Textos suyos aparecen en la antología Al pie del agua, del Premio Nacional de Poesía Gustavo Ibarra Merlano de laUniversidad Tecnológica de Bolívar, así como en las revistas Noventaynueve, Susurros, Poesía Viva,Común Presencia y en el suplemento dominical del diario El Universal de Cartagena.

Comentarios

Miguel Barrios Payares ha dicho que…
Rodolfo es los buenos, de los pocos buenos. ¡Qué buen post mi amigo Diógenes!
Anónimo ha dicho que…
El crítico Migue acaba de acertar; coincido con su inquisidor comentario. Rodolfo escribe muy bien como pocos -o como muchos- en este país... Buena esa Rodolfo qué bueno leerte. Y Pino como siempre sacándola del estadio. Una abrazo

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