Rodolfo Reyes Núñez
El muñeco de Salinas Por: Rodolfo Reyes Núñez (Tomado de: En la tierra de La llorona Loca . Libro en corrección) Héctor Salinas soñó desde muy joven con el vecino país de Venezuela. Cuando cumplió la mayoría de edad, viajó al lugar de sus sueños en busca de los bolívares y un mejor medio de vida. Por largos años estuvo ausente de su tierra natal, Antequera, corregimiento de Tamalameque. Cuando volvió, tenía alrededor de 53 años; corría la década de los 80’s. Su físico había cambiado un poco, pero su acento era totalmente venezolano. No hablaba de pesos, sino de reales; los huevos eran yemas; el guineo, cambure; las llantas, tripas, y le cambió el nombre a todo en Antequera, hasta que la gente se fue acostumbrando a su parla, y él, lentamente, a su dialecto natal. Tomaba licor con frecuencia y, a menudo, parrandeaba con sus amigos. Cuando estaba borracho, se iba solo a su casa, la cual estaba ubicada a la salida del pueblo, a orillas de la carretera que comunica con ...