WISLAWA SZYMBORSKA
(Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano)
INSTANTE
Camino por
la ladera de una verdeante colina.
Hierba,
florecillas en la hierba,
como si
fuera un cuadro para niños.
Un neblinoso
cielo ya azulea.
Una vista
sobre otras colinas se extiende en silencio-
Como si aquí
nada hubiera de cámbricos, silúricos,
ni rocas
gruñéndose las unas a las otras,
ni abismos
elevados,
ninguna
noche en llamas
ni días en
nubes de oscuridad.
Como si no
pasaran por aquí llanuras
en febriles
delirios,
en helados
temblores.
Como si sólo
en otros lugares se agitaran los mares
y
desgarraran las orillas de los horizontes.
Son las
nueve y media hora local.
Todo está en
su sitio en ordenada armonía.
En el valle
un pequeño arroyo cual pequeño arroyo.
Un sendero
en forma de sendero desde siempre hasta siempre
Un bosque
que aparenta un bosque por los siglos de los siglos, amén,
y en lo alto
unos pájaros que vuelan en su papel de pájaros que vuelan.
Hasta donde
alcanza la vista, aquí reina el instante.
Uno de esos
terrenales instantes
a los que se
pide que duren.
UNA DEL MONTÓN
Soy la que
soy.
Casualidad
inconcebible
como todas
las casualidades.
Otros
antepasados
podrían
haber sido los míos
y yo habría
abandonado
otro nido,
o me habría
arrastrado cubierta de escamas
de debajo de
algún árbol.
En el
vestuario de la naturaleza
hay muchos
trajes.
Traje de
araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno,
como hecho a la medida,
se lleva
dócilmente
hasta que se
hace tiras.
Yo tampoco
he elegido,
pero no me
quejo.
Pude haber
sido alguien
mucho menos
individuo.
Parte de un
banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula
del paisaje sacudida por el viento.
Alguien
mucho menos feliz,
criado para
un abrigo de pieles
o para una
mesa navideña,
algo que se
mueve bajo el cristal de un microscopio.
Árbol
clavado en la tierra,
al que se
aproxima un incendio.
Hierba arrollada
por el
correr de incomprensibles sucesos.
Un tipo de
mala estrella
que para
otros brilla.
¿Y si
despertara miedo en la gente,
o sólo asco,
o sólo
compasión?
¿Y si
hubiera nacido
no en la
tribu debida
y se
cerraran ante mí los caminos?
El destino,
hasta ahora,
ha sido
benévolo conmigo.
Pudo no
haberme sido dado
recordar
buenos momentos.
Se me pudo
haber privado
de la
tendencia a comparar.
Pude haber
sido yo misma, pero sin que me sorprendiera
lo que
habría significado
ser alguien
completamente diferente.
LAS TRES PALABRAS MÁS EXTRAÑAS
Cuando
pronuncio la palabra Futuro,
la primera
sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando
pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.
Cuando
pronuncio la palabra Nada,
creo algo
que no cabe en ninguna no-existencia.
RECUERDOS
Estábamos
charlando
y callamos
de repente.
Había
aparecido en la terraza una muchacha
¡qué
belleza!,
demasiado
bella
como para
nuestra tranquila estancia allí.
Barbara miró
apresurada a su marido,
Cristina
puso la mano instintivamente
sobre la
mano de Zbysek.
Yo pensé: te
llamo,
por ahora
–te diré- no vengas,
acaban de
anunciar varios días de lluvia.
Sólo
Agnieszka, viuda,
saludo a la
bella con una sonrisa.
EN EL PARQUE
¡Oh! –se
sorprende el niño-
¿quién es
esa señora?
-Es la
estatua de la Misericordia,
o algo así-
contesta la
madre.
-Y por qué
esa señora
está tan
go...o...golpeada?
-No sé, que
yo recuerde
siempre ha
estado así.
El
ayuntamiento tendría que hacer algo de una vez
o sacarla de
aquí o restaurarla.
Venga, venga,
vámonos.
Wisława Szymborska (AFI: vʲisˈwava ʂɨmˈbɔrska)
(Prowent, actual Kórnik, 2 de julio de 1923 - Cracovia, 1 de febrero de 2012)
fue una poetisa, ensayista y traductora polaca, Premio Nobel de Literatura
1996.-
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Álvaro Maestre García.