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Mostrando entradas de agosto, 2013

Margarita Galindo

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LA VIDA REFLEJADA Sobre el agua serena, alucinante, diluido espejo por donde pasea con las velas abiertas en el aire, mi barca de los sueños, va un instante de mástiles azules encantados. Ya la espuela de plata cantarina, hiriendo la madera, resuelve un acertijo de rendijas. Las palabras arrullan, la cantiga se deshace en quimeras. Es la hora del ocaso de las fieras y la vida, apretando los pasos, se mira en un reflejo convertida. A ORILLAS DE LA VOZ Esta es la voz. La misma que subió desde el fondo de la tierra a asomarse en mi piel. A preguntar por todos los caminos que recorren el mundo ya darme pretensiones de dios venido a menos. La que llega y desde muy adentro, me palpita en los oídos. La que grita en mi lengua y da a mis dedos la escueta palidez de los naufragios. Esta es la voz, la misma, la que no tiene labios. HABLÁNDOTE EN SUEÑOS Mis palabras te sueña

Andrés Caicedo

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Infección (Odiar es querer sin amar. Querer es luchar por aquello que se desea y odiar es no poder alcanzar por lo que se lucha. Amar es desear todo, luchar por todo, y aún así, seguir con el heroísmo de continuar amando. Odio mi calle, porque nunca se rebela a la vacuidad de los seres que pasan en ella. Odio los buses que cargan esperanzas con la muchacha de al lado, esperanzas como aquellas que se frustran en toda hora y en todas partes, buses que hacen pecar con los absurdos pensamientos, por eso, también detesto mis pensamientos: los míos, los de ella, pensamientos que recorren todo lo que saben vulnerable y no se cansan. Odio mis pasos, con su acostumbrada misión de ir siempre con rumbo fijo, pero maldiciendo tal obligación. Odio a Cali, una ciudad que espera, pero no le abre las puertas a los desesperados). *** Odio a todas las putas por andar vendiendo adoraciones falsas en todas sus casas y sus calles. (Odio la Avenida Sexta por creer encontrar en ella la bienhechora

Horacio Benavides

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Bagdad a oscuras Cuando de la herida del niño empezó a brotar la dulce agua del sueño y la anciana hubo apagado con sus dedos la última llama y los perros sin dueño se entregaron a su suerte en el abandono de la ciudad en ruinas se escuchó de nuevo la antiquísima voz de la sangre He llegado a saber oh rey afortunado... 31 Como a veces un nombre familiar se nos olvida y repetimos nombres para tratar de hallarlo, así se te olvidará tu propio nombre Y no tendrás libreta de teléfonos cuaderno de apuntes donde apoyarte Y de uno en uno los nombres serán ríos, ninguno el tuyo, y el tiempo del desvelo Una pausa en el atormentado corazón de Hamlet Mientras duerme el joven Tiempo bajo el manzano de oro Ofelia se encamina hacia la muerte Le llama el agua le siguen las flores Flota en tanto dura el poema en su boca Un ala sobre el atormentado corazón mas nadie podría detener la música Silencio o noche y

Ainye Pinilla De la Rosa

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Me Enamoré Me enamoré de la vida, Me enamoré de las aves, Me enamoré de ti y tú no lo sabes. Te miro y me pierdo. Me pierdo en mis sueños y sueño despierto. Si me miras tiemblo. Si me hablas muero; muero queriendo, amarte en silencio Sentir Hay cosas que se sienten, No se dicen… Hay palabras que se usan para expresar lo que se siente. Hay que inventar palabras que abarquen lo que se siente. Uno enseña a sentir, buscando beneficio propio, pero no existe palabra que exprese lo que se siente realmente. Quiero que tú sientas esto que yo vivo para así un día mirarte a los ojos y sin utilizar ninguna de esas palabras poder hacerte sentir lo que has creado en mí. Tu mirar Soy todo lo que ves, ves un poco de lo que puedo ser, soy eso que sólo tú puedes mira, fuera de tú mirar no hay nada más... Necesito sentirte, verte y mucho más... !tenerte! si despierto un día, y veo que no estas, no sab

Diógenes Armando Pino Avila

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Ruta ineludible De nada sirve recordar mis naufragios anteriores Si estoy condenado de nuevo y sin remedio A naufragar en las aguas abisales de tu sexo. De qué sirve la rosa de los vientos Si la quilla de mi barco Siempre navega en dirección a tu puerto E indefectiblemente encallará en tus corales. De qué sirve arriar las velas De mi endeble navío Si el viento con terquedad Me empuja hacia tus acantiladas costas. De qué sirve utilizar el astrolabio O conocer la posición exacta de las estrellas Si la ruta indeclinable de mi viaje Siempre terminará en tus embrujadas playas. ¿Por qué me resisto? ¿Por qué me rebelo? ¿Por qué me ilusiono? Si mi viejo barco, desde joven Ancló por siempre en las aguas tibias de tu amor sin condiciones.      Poeta He visto al zapatero, Beodo de la esquina, Mirar sin disimulo, Mis zapatos viejos de poeta, y cada vez que a su lado paso Me brinda sus servicios De lustre y de remiendos.