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Mostrando entradas de diciembre, 2010

La Voluntad de Nanana

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Por Paul Brito Como siempre, la sirena del último autobús intermunicipal le indicó a Nanana la hora de acostarse. -Me despido porque ya mañana me muero -le dijo a Sonia, levantándose de la mecedora-. Avísales a todos y recojan todas las cosas de valor, pues unos vienen a ver al muerto y otros vienen a robar. La familia quedó aturdida. Nanana había llegado a los 108 años lúcida, sin un solo desvarío; era imposible que de un momento a otro se le hubiera estropeado el cerebro; al contrario, pensamos que había llegado a la cúspide de la lucidez. Comenzaron a hacer los preparativos para el entierro. El tío Eustaquio no dudó un segundo de la sentencia de su abuela; despejó de una vez la sala de la casa para la velación. A la mañana siguiente durmió un par de horas más de lo acostumbrado preparándose para lo que le esperaba. Ninguno se extrañó de que Nanana siguiera con el tema desde que se levantó. -Bueno, Sonia, báñame desde temprano, empólvame bien y ponme el vestido de florecit

Brindis de Grcia Marquez y el de Vargas Llosa en el Nobel

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BRINDIS POR LA POESÍA Discurso pronunciado por Gabriel García Márquez, en el Banquete del Premio Nobel | Sus Majestades, Sus Altesas Reales, Amigos: Agradezco a la Academia de Letras de Suecia el que me haya distinguido con un premio que me coloca junto a muchos de quienes orientaron y enriquecieron mis años de lector y de cotidiano celebrante de ese delirio sin apelación que es el oficio de escribir. Sus nombres y sus obras se me presentan hoy como sombras tutelares, pero también como la evidencia, a menudo agobiante, del compromiso que se adquire con este honor. Un duro honor que en ellos me pareció de simple justicia, pero que en mí entiendo como una más de esas lecciones con las que suele sorprendernos el destino, y que hacen más evidente nuestra condición de juguetes de un azar indescifrable, cuya única y desoladora recompensa suelen ser, la mayoría de las veces, la incomprensión y el olvido. Es por ello apenas natural que me interrogara, allá en ese transfondo secreto en dond

El discursos de Vargas Llosa y el de Gabo

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ELOGIO DE LA LECTURA Y LA FICCIÓN Discurso de Mario Vargas Llosa durante el recibimiento del Premio Nobel de Literatura 2010, el pasado 7 diciembre de 2010 por Mario Vargas Llosa Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d’Artagnan, Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París, convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas. La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatur

Luis Alberto Murgas

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Vincent Van Gogh* o cartas al rojo bianco del cuchillo En sus cartas, de una lucidez al rojo blanco de cuchillo (…) -Fayad Jamís- CARTA 1 Théo : La primavera no puede esperar El amarillo de cromo que me enviaste Es el sol que se desboca por mis ojos Y viste de hermosura el aire de mi casa Luz perdida que abre puerta a los espejos Por donde entra la sorpresa De un sol negro que madruga. CARTA 2 Much madness is divinest sense – To a discerning Eyes -Emily Dickson- Théo : Dios colocó la locura en mis manos Como vino sagrado Como vino de ofrenda Que no me deja como una terca sombra Consagrándome a las solitudes del corazón ¿Cómo liberarme sin desganarme? ¿Cuándo estará mi casa sosegada? CARTA 3 A Angélica María Lattá Arrieta Théo : Duele escribir estos renglones hermano mío He pintado el mejor ícono El de un hombre condenado a vislumbrar El equilibrio del cielo Que recobra luz En los girasoles ebrios de ajenjo Un retrato de Van Gogh por Van Gogh. CARTA